martes, 13 de julio de 2010

Expertos y gobernadores: hacia una educación de calidad



Con fecha 9 de Julio se publicó en el portal del Mineduc la noticia: “Panel de Expertos para una Educación de Calidad entrega primer Informe para mejorar la Profesión Docente”.


El documento de 90 páginas emanado de esta instancia, aborda el gran tema Propuestas para fortalecer la profesión docente en el sistema escolar chileno”. En su globalidad, no nos queda más que felicitar la gran mayoría de las cerca de 70 pistas que se exponen en dicho estudio. Decimos pistas, ya que cualquier lectura buscadora de detalles o de lineamientos concretos se verá frustrada, lo que es plenamente justificado dado el carácter de la experticia demandada por el gobierno.

Sin embargo, cuando se lee “Primer informe para mejorar la Profesión Docente” podemos descomponer el título en tres partes: “Primer informe”, que alude al carácter inacabado y parcial del análisis; “para mejorar”, que denota la intención o el objetivo transversal del trabajo; y, finalmente, “Profesión Docente”, que demarca el tema. Este último elemento nos parece que ha sido abordado parcialmente.

Entendemos por profesión docente el quehacer vinculado a la profesión de enseñar. Estas labores pueden ser articuladas en periodos: primero, cuando se elije enseñar y nos preparamos para ello (formación inicial) y, luego, cuando ejercemos el oficio de profesor.

Más allá de las tareas relacionadas con cada etapa, en estricto rigor el estudio en cuestión desarrolla latamente la formación inicial de profesores, aspecto importantísimo para el futuro de la educación chilena. Asimismo, a través de las sugerencias salariales y de condiciones de trabajo, toca al profesor en ejercicio. Empero, la gran ausente es la formación continua, es decir el perfeccionamiento de los docentes en ejercicio actual; ni más ni menos que el presente educativo en Chile.

Aplaudimos la visión a largo plazo y las vías concretas, pero, como nunca, se ha dejado de lado esta dimensión. Es de esperar que se trate en una segunda instancia.

Los invitamos a revisar el análisis y las propuestas entregadas por el panel de expertos.

La voz del ministerio

Por otro lado, hoy 13 de julio, el ministro Lavín ha dado a conocer las 7 medidas claves que se adoptarán para logra un “salto cualitativo” en la educación nacional.

1. Más recursos, a disposición de los establecimientos; simplemente lo que hace falta, una buena decisión.

2. Vía rápida a la movilidad social, a través de los liceos de excelencia; absolutamente cuestionable como punto de partida. Ver al respecto el interesante comentario de Claudia Sanhueza.

3. Elegir a los alumnos con mejores resultados para que estudien pedagogía, relevante, pero no crucial si la formación que tendrán estos en sus respectivas escuelas no es la adecuada para hacer frente a las demandas del contexto socio-educativo.

4. Directores con más atribuciones y perfeccionados; de seguro un punto clave. Especial atención se ha de tener cuando esto se pretenda extender a los sostenedores (sugerencia del comité de expertos, pero no anunciado por el Ministro de la cartera). Si a estos últimos se les otorgan más libertades, se deberían ampliar las exigencias para ser sostenedor, ya que una preparación sólida se haría necesaria en la toma de decisiones de orden pedagógico.

5. Introducción de una cultura evaluativa; nos parece necesario evaluar, pero teniendo en cuenta que se trata de uno de los temas más complejos en educación. El evaluar implica delinear metas y objetivos, responder a diversas problemáticas tales como, qué es evaluar, qué evaluamos, cómo articulamos una herramienta evaluativa…

6. Involucrar a las familias; claro que sí, pero en un sentido amplio que supere la mera información estadística, involucrando a todos en el proceso formativo de los estudiantes.

7. Disciplina, rigor y esfuerzo; nos preguntamos por la novedad de este punto. ¿Quién podría decir que la educación actual carece de estas perspectivas?

Es utópico pensar que se aplicarán las numerosas propuestas. Ningún gobierno podría hacerlo. Estas 7 propuestas son la clara evidencia de que hay prioridades, pero ¿quién las establece?, ¿con qué criterios?

Estas preguntas están lejos de ser retóricas. Encaminarse en una respuesta nos mostrará que se olvida por completo la cuestión de identificar las dificultades de los profesores en servicio y el aspirar a perfeccionarlos a partir de su trabajo en acción y no desde visiones puramente teóricas. Además, se deja de lado el cómo apoyar a los establecimientos más vulnerables o asumir la misión de reducir el número de alumnos por sala, para dar una atención más personalizada a cada niño (realidad de la gran mayoría de colegios pertenecientes al sector municipal).

En suma esencia, pensamos que, a pesar de las voluntades y de los proyectos, de los múltiples informes y de las opiniones de todos los sectores, aún no existe un proyecto país en educación que responda a una pregunta fundamental: educar en Chile, ¿para qué?

Para insertarse en un mercado competitivo, para ser ciudadanos íntegros, para ser más competentes, para estar bien posicionados en las mediciones internacionales, para desenvolverse en la vida profesional, para volvernos una masa crítica, para lograr un conocimiento estándar, para adaptarnos mejor al mundo moderno… Todos y cada uno de estos elementos no son objetivos en sí mismos, sino consecuencias lógicas de una formación integral.

Establecer el para qué educar nos llevará a perfilar al profesor que precisamos, al director que requerimos, al apoderado que necesitamos, al estudiante que formamos. Esta imprescindible coherencia no está dada. Mientras tanto, seguimos en el cuarto oscuro tanteando los muros, en búsqueda del ansiado interruptor que jamás encenderá la luz de la bombilla quemada.

Tenemos la convicción de que no se puede simplemente apostar en el futuro, ya que el costo son generaciones y generaciones de chilenos. Una visión multidimensional se hace necesaria; pensar en el hoy y en el mañana.